No es un concepto muy extendido aún, pero quedaos con él: Brainwriting. En el mundo tan cambiante en el que vivimos no solo evolucionan las herramientas y tecnología que tenemos a nuestro alrededor, también lo hacen las empresas, los profesionales y hasta los propios procesos de trabajo. Hasta ahora, cuando se necesitaban ideas creativas, las agencias recurrían a los clásicos Brainstorming o “lluvia de ideas” para poner en común los conceptos más ingeniosos.
Sin embargo, este sistema no tenía en cuenta conceptos clásicos de la comunicación como la espiral del silencio. El Brainstorming persigue generar muchas ideas en muy poco tiempo. No obstante, en un grupo amplio siempre encontramos personas más tímidas, u otras que tienden a liderar la reunión.
Para superar la timidez de alguno de los participantes o la alta dependencia del conductor de la sesión, el concepto de brainstorming o tormenta de ideas evolucionó hasta el Brainwriting, donde en lugar de comentar en alto todas las ideas, estas se apuntan por escrito en un papel, manteniendo el anonimato.
Teniendo en cuenta que las variables de la personalidad muchas veces son difíciles de superar, la “escritura de ideas” suele conseguir un mayor número de opiniones, el proceso de pensamiento individual no se interrumpe y desaparece la figura del acaparador o el gracioso. Además, promueve la participación de todos los miembros. Por este motivo, el Brainwriting se muestra como una alternativa sólida y útil para generar ideas en grupos numerosos, pues se democratizan los turnos de palabra y la eficiencia es mayor, ya que surgen ideas que se podrían haber ignorado.
La evolución del Focus Group
Cuando necesitamos una opinión más formada o una muestra cualitativa y representativa de personas para abordar una nueva temática, el método más empleado es el Focus Group. Pero este también ha evolucionado; ahora ya podemos hablar de Design Thinking y Visual Thinking.
Si bien es cierto que el Focus Group con su correspondiente brainstorming es un buen método para recoger la percepción general de la sociedad respecto a un tema, no es menos cierto que no podemos confiar al 100% en todo lo que dicen. Al igual que ocurre en las encuestas, una cosa es lo que se dice y otra lo que realmente se piensa. Los grupos focales nos permiten interpretar las necesidades de usuario. Sin embargo, para obtener un valor añadido, se requiere profundizar mucho más en su mente. Debemos saber lo que necesita y para ello es necesario analizar sus pensamientos y deseos más profundos desde el subconsciente, donde radica la toma de decisiones.
Para ahondar en los pensamientos, las agencias más creativas, como Everythink PR, están recurriendo ahora a dos nuevos conceptos: Design Thinking y Visual Thinking. El Visual Thinking es una metodología que supone utilizar el canal visual; es decir, imágenes como elementos para desarrollar y recoger la creatividad y las opiniones de las personas que participan en proyectos de cualquier ámbito.
Por su parte, el Design Thinking hace referencia al proceso completo de recopilación de ideas, no solo a la parte visual. Esta metodología comienza desgranando un tema o problema, dividiéndolo en partes más pequeñas para más tarde analizarlo. Este sistema permite el desarrollo conjunto y grupal con otros miembros del equipo. Por ello, se empatiza más y se logra llegar a conclusiones más consensuadas.
En plena era digital, no todas las evoluciones y avances están ligados a la tecnología. Hay metodologías de trabajo que evolucionan por si mismas, sin necesidad de grandes herramientas. Simplemente prestando atención a los fallos y carencias de metodologías pasadas se puede conseguir información muy valiosa que nos ayude en nuestro trabajo futuro.
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